El pasado 24 de octubre se cumplió el primer aniversario del devastador paso del huracán categoría 5 Otis por Acapulco… sin duda fue un día de no gratos recuerdos, que iban desde el agradecimiento a ser sobrevivientes a ese fenómeno naturale, hasta sentir revivir los ruidos del viento acechando las casas, calles y todo el entorno, aunado a la fuerte lluvia, que como pareja: Agua y Viento danzaron por el puerto llevándose todo lo que encontraron a su paso durante dos intensas horas.
Este huracán que fue catalogado como categoría 5, pero que bien pudo haber inaugurado el nivel 6 en su tipo, será difícil de olvidar, porque sus secuelas aún persisten y se agudizaron, por la falta de atención, con el huracán John en septiembre de este año.
Este 24 de octubre hubo una especie de catarsis social, el comentario personal y en redes sociales giró en torno a cómo vivimos ese día, cómo buscamos sobrevivir esa noche y el vía crucis del día después para reinventarnos todos los acapulqueños.
A un año después, nos damos cuenta que no todo era solo dar dinero, sí fue una medida paleativa sin duda, pero los grandes problemas, en los que se requiere fuertes inversiones y decisiones oficiales, es una cuenta pendiente, que hasta donde se ve, no hay aún la voluntad por entrarle. Y como todo, así sea la violencia o inestabilidad política, lo estamos normalizando, pues esperemos que los acapulqueños tengamos la memoria y el carácter necesario para salir adelante y exigir, a quien corresponda, que haga su tarea.