Por Héctor Aponte Valencia
Este último año la naturaleza nos ha puesto a prueba hasta en dos ocasiones, poniendo a la población acapulqueña en una situación de incertidumbre y al mismo tiempo, con un gran desafío por delante.
Hay algo muy cierto, Acapulco ha sabido salir siempre avante ante cualquier adversidad de la índole que sea, pues no se trata de re construir las estructuras materiales perdidas, sino de volver a forjar el espíritu de comunidad y hermandad que mantienen siempre de pie a ese Acapulco vibrante, destellante y que, irónicamente, esa naturaleza que hoy le castiga, le ha provisto desde siempre de una belleza natural indescriptible, lo cual le ha llevado a ser considerada una de las bahías más hermosas del mundo.
El espíritu de Acapulco
La resiliencia no es solo una palabra de moda, es la esencia de las personas que habitan el maravilloso puerto de Acapulco, es esa fuerza interna que a pesar de vivir circunstancias por demás adversas, les impulsa a seguir adelante y mejor aún, con más fuerzas; es la solidaridad entre vecinos, es el abrazo de alguien que ha vivido en carne propia los embates de la naturaleza, es el apoyo entre compañeros de trabajo y sobre todo, es la determinación inquebrantable de no rendirse jamás, incluso cuando las soluciones parecen no llegar, aun cuando un re nacer parezca imposible.
Las dificultades no nos van a definir, sino la forma en que enfrentamos esas adversidades.
El camino no se vislumbra fácil, pero es la oportunidad que la vida nos brinda para demostrar nuestra fortaleza, nuestra unión, nuestra convicción de trabajar juntos desde el lugar que nos corresponda, hombro con hombro, con un único objetivo: Recuperar la majestuosidad de Acapulco para que vuelva a ofrecernos nuevos amaneceres y días llenos de sol, bañados por la brisa del océano Pacifico que le caracteriza.
Corazón y trabajo duro
Las manos trabajadoras de Acapulco y el corazón acapulqueño siempre han tenido la increíble habilidad de crear belleza a partir de las adversidades, en la forma de trabajar, en la forma de tratar tanto al vecino como al visitante. Las playas, las bellezas naturales, los negocios locales, las calles y las familias volverán a florecer con el esfuerzo de cada acapulqueño porque no importa que tan devastadora hayan sido las tormentas, hay algo que ninguna tormenta, ningún desastre natural, por más fuerte y destructor que venga, hay algo indestructible, hay algo más grande que cualquier tormenta y que jamás podrá ser destruido: El corazón de la gente de Acapulco.
El desafío es grande, pero el corazón y las capacidades que tiene la gente de Acapulco para resolverlos es aún mayor. El renacer de Acapulco será gracias a las manos que re construyen y a un corazón tan grande que nunca se rinde, de la sonrisa que se esboza a pesar de todo, de la generosidad que caracteriza al acapulqueño, de la esperanza que se comparte; juntos todos, se avanzará pronto hacia un nuevo amanecer.
El significado de Acapulco es:
“Lugar donde se rompen los carrizos”
Yo me voy a permitir cambiar un poco ese significado:
Acapulco: “Lugar donde se practica la resiliencia, la unión y la fuerza por un pueblo generoso, solidario, trabajador y lleno de fe”
Llamado a la acción: Pacto por Acapulco
Considero que es hora de hacer un pacto con nosotros mismos y con Acapulco, que sigamos adelante con valentía y con fe y:
- Compartir en redes sociales historias de resiliencia y esperanza, NO publicar fotos o videos de los estragos de la contingencia.
- Apoyar a los negocios locales, comprar en la tienda de la colonia, la papelería, la tortillería, usar el transporte público, etc.
- Unirse a los esfuerzos comunitarios para la reconstrucción de Acapulco y más aún, para mejorar la ciudad.
- Ayudar en la medida de nuestras posibilidades al vecino que lo necesita o que haya quedado en una situación de vulnerabilidad
No importa cuántas tormentas se presenten, Acapulco seguirá siendo fuerte, lleno de esperanza y con un espíritu inquebrantable.
Juntos, Acapulco renacerá
apontevalencia.com