Patricia Segovia Tellez
Nota: Me permito sugerir escuchar la canción “Candilejas” en Español con José Augusto o “Eternally” con IL Volo en Inglés, cuya música fue escrita por “Charles Chaplin” (Sir Charles Spencer Chaplin Inglaterra 1889-1977) para la película “Candilejas” de 1952.
Gracias “Cass” por compartir
Para Cassandra, “Candilejas”, es una canción muy especial. Le recuerda a él.
Lo conoció en un evento público. Era un hombre poderoso, famoso, triunfador, todo lo contrario de lo que ella sentía por sí misma. Poco agraciada, hasta fea, con sobrepeso y en muchas ocasiones, tonta.
Cassi, estaba enterada prácticamente, de todo lo que hacía Leonardo. Al ser un personaje, su vida iba de boca en boca, unas veces con admiración, respeto, cariño, otras; con crítica, descalificaciones, mentiras, infundios, envidia. En cierto momento, ella creyó todo lo malo y perverso que decían, Él era, pero cuando convivió con Leo, se dio cuenta de que era un hombre con defectos, muchos, pero generoso, desprendido, en ocasiones altivo, en otras humilde, sensible, de gran corazón y de extrema discreción al hacer sus buenas obras.
Conocía de sus múltiples conquistas. Mujeres guapas, jóvenes, brillantes, algunas astutas y hasta abusivas. El terror de Leo al compromiso, era legendario.
La vida los fue reuniendo, compartieron pasiones políticas, fracasos. Su relación fue creciendo al compartir momentos buenos, malos, pésimos.
Casandra siempre se preguntó cómo sería una relación de pareja con Leonardo. Su inseguridad, la diferencia de clases, el no sentirse digna, bella, lo suficientemente inteligente, la frenaron para buscar ir al siguiente paso.
En una ocasión, Leo la invitó a desayunar. Mientras tomaban café, le dijo que no había podido dormir, que estaba nervioso. Tal vez fue el intento de algo más, pero ella, no supo que decir.
Pasó el tiempo. La vida los acercaba, los alejaba. Cada vez que Cassandra necesitaba algo, sabía que podía contar con El. Se hizo presente en las perdidas familiares y económicas que ella padeció, siempre con la mejor disposición, espontáneo, sin pedir nada a cambio, sin condiciones, por el contrario, cálido, afectuoso. Leonardo fue, en todo momento, amable, generoso y tenía las mejores expresiones para con ella
Muchas veces, ella se imaginaba en su vida, en sus brazos, en su cama, riendo, sintiendo la ternura que sabía él era capaz de brindar, pero Cassi había sido rechazada tantas veces, acumulando solo decepciones, que estaba segura que un rechazo más y viniendo de Leonardo, la destruiría.
En alguna ocasión estuvo a punto de pedirle que bailaran juntos. Una canción de Sinatra, de Groban, de Sheeran. Cada vez que pensaba en ello, imaginaba una copa de vino, su terraza. Ella con un vestido vaporoso, él, él con que fuera él, era suficiente.
Podía ver la escena en su mente. Abrazados, ella con su cara en el cuello de hombre fuerte, seguro, pero cálido- Con un eventual roce de mejillas mientras tocaba su espalda con esas amadas manos, moviendo apenas los pies de lugar, dejando llevarse por la música, con los ojos cerrados, sintiendo la brisa suave, tibia, de la noche.
Varias veces pensó en pedírselo ¿Qué habría pensado Leo? ¿Se habría reído? ¿Se había negado? ¿Le habría gustado? ¿Habría aceptado? Cassandra, nunca lo sabrá.
En los últimos tiempos, Leo estaba enfrascado en un proyecto muy ambicioso. Casi todo su tiempo estaba ocupado y por ello, Cassi, no lo buscó. Sus encuentros eran muy breves y espaciados.
Ella esperaba que Leo, avanzara un poco en sus planes, para pedirle un baile, con eso se conformaba, con eso se iba a sentir feliz.
Una nefasta tarde, una amiga mutua, le informó una terrible noticia; Leonardo, el indestructible, el fuerte, el indomable, padecía una enfermedad incurable, terminal. Su pronóstico de vida era corto.
Cassandra bloqueo la información. Su mente no podía aceptarlo. ¿Cómo iba a ser su mundo sin Él? ¿Cómo pensar en su ausencia? No sabía si buscarlo, si acercarse porque le quedó en claro, que la oportunidad de haber estado a su lado, la había perdido, tal vez, desde que le manifestó su nerviosismo y desvelo en ese desayuno.
Cass, tuvo la oportunidad de verlo en una misa para orar por su salud.
Lo abrazó como queriendo darle a través de su cuerpo, toda la energía que necesitaba para seguir viviendo, quería compartirle parte del tiempo que a ella le quedaba de vida
En muchas ocasiones, se saludaban de dos besos. Ese día ella le preguntó “¿Dos besos?” ¿”Por qué no tres”? expresó Él. Esa fue la última vez que lo vio, que estuvieron entre sus brazos, que se creo el recuerdo que Cassi vuelve a vivir cada vez que escucha esa canción que la obliga a cerrar los ojos.
Cassandra al no practicar ningún culto o seguir alguna teología, no tiene ni el consuelo de pensar en que se encontrarán en otra vida. Su oportunidad podría haber sido esta, pero pudo más el miedo al rechazo y quien sabe, tal vez, a ser feliz, que le dejó la gran interrogante en su vida ¿Podría haberla amado? De lo que sí está segura, es de qué, al perderlo, se dio cuenta de cuanto, cuanto realmente lo admiraba, lo deseaba y por tanto, lo amaba.
Ahora, cada vez suena “esa canción”; “Candilejas”, que era una de las favoritas de Leonardo, aparece una lágrima, de esas pocas que Cassandra ha dejado escapar a lo largo de su complicada existencia y un gran agradecimiento a todo lo que significó el extraordinario Leonardo.