Jorge Laurel González
La violencia no es fuerza sino debilidad, nunca podrá crear cosa alguna, solamente la destruirá.
Benedetto Croce.
El reciente asesinato del alcalde de Chilpancingo, Guerrero, ha sido un evento que sacudió al estado y a la nación entera, reflejando la compleja situación de seguridad que se vive en la región. Este trágico suceso se inscribe en un contexto de violencia que ha persistido durante años en Guerrero, un estado que ha sido históricamente un punto de conflicto debido a la presencia de grupos del crimen organizado, conflictos sociales y disputas territoriales. El alcalde, conocido por su compromiso con la comunidad, fue víctima de un ataque armado mientras se dirigía a una reunión de trabajo. La forma en que se llevó a cabo el atentado, la cercanía de los atacantes y la capacidad de ejecutar el asesinato a plena luz del día, ponen en evidencia la operatividad y control que ciertos grupos delictivos tienen sobre algunas zonas del estado. Las repercusiones del asesinato del alcalde de Chilpancingo no se limitan a la pérdida de un líder local, sino que reflejan una crisis de gobernabilidad que afecta a muchas comunidades en Guerrero. La incapacidad de garantizar la seguridad de las autoridades y la infiltración de intereses ilícitos en las estructuras locales son indicadores de la fragilidad institucional en la región. Este evento ha generado una ola de indignación y miedo entre la población, que siente una creciente desprotección ante la violencia que se recrudece. Ante la gravedad de los hechos, las reacciones no se hicieron esperar. La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, expresó su condena y prometió una investigación a fondo para dar con los responsables. Sin embargo, la promesa de justicia contrasta con la percepción popular de que muchas investigaciones de este tipo terminan en la impunidad, una constante en el historial del estado. El gobierno federal, por su parte, ha reforzado la presencia de la Guardia Nacional en la zona para tratar de contener la violencia y restaurar el orden. No obstante, la estrategia de militarización ha sido objeto de debate, ya que muchos argumentan que la presencia militar no ha logrado reducir de manera significativa la incidencia delictiva en el estado. De hecho, la violencia en Guerrero ha mostrado una tendencia a la alza en los últimos años, a pesar de los esfuerzos por incrementar la vigilancia. La cooperación entre los niveles estatal y federal es crucial para atender la crisis de seguridad en Chilpancingo. Sin embargo, se necesita una estrategia integral que no solo se enfoque en la respuesta inmediata, sino que también considere la mejora de las condiciones de vida de la población, la creación de oportunidades económicas y la reconstrucción del tejido social. El impacto del asesinato del alcalde no se limita a la esfera política y de seguridad, sino que también afecta el tejido social y la economía de Chilpancingo. La percepción de inseguridad entre la población ha crecido, lo que puede traducirse en un descenso en la actividad comercial y en la inversión local. Los empresarios y comerciantes temen por su seguridad y la de sus negocios, lo que podría derivar en una paralización de la economía local. A nivel social, el miedo y la desconfianza se han incrementado. Las comunidades afectadas por la violencia enfrentan la difícil tarea de reconstruir la confianza en las instituciones de seguridad y justicia, un reto que se torna cada vez más complicado cuando los ciudadanos perciben que las autoridades no pueden garantizar su protección. En otro orden de ideas, Claudia Sheinbaum Pardo asumió la presidencia de México con una agenda centrada en la continuidad de la transformación iniciada por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, pero con un enfoque renovado en temas clave como la igualdad de género, la sustentabilidad y la seguridad. Desde su campaña, Sheinbaum dejó en claro su intención de fortalecer las políticas sociales, mantener la austeridad republicana y garantizar la inclusión de todos los sectores de la población en el proyecto de nación. En sus primeros 10 días de gobierno, Sheinbaum ha buscado consolidar su liderazgo y mostrar un compromiso firme con sus propuestas de campaña.
Desde el primer día, su administración ha trabajado en el despliegue de programas y acciones que buscan atender problemas urgentes, desde la violencia en estados como Guerrero hasta la transición energética que promueve la utilización de fuentes renovables. Uno de los temas prioritarios para Claudia Sheinbaum ha sido la seguridad, especialmente tras eventos como el asesinato del alcalde de Chilpancingo. En su discurso de toma de posesión, subrayó la necesidad de una colaboración estrecha entre los gobiernos estatal y federal para enfrentar la crisis de violencia que afecta a diversas regiones del país, entre ellas Guerrero. Sheinbaum ha sostenido reuniones con los mandatarios estatales para coordinar esfuerzos en materia de seguridad, reforzando la presencia de la Guardia Nacional en zonas conflictivas y promoviendo una estrategia de inteligencia para combatir al crimen organizado. Sin embargo, sus críticos señalan que estas medidas son una extensión de la estrategia de militarización de su antecesor, lo que podría no ser suficiente para cambiar la dinámica de la violencia en el corto plazo. La integración de su gabinete ha sido una de las acciones más significativas en los primeros días de gobierno de Sheinbaum. Con un gabinete que respeta la paridad de género, compuesto por tres mujeres y tres hombres en las secretarías clave, la presidenta ha buscado enviar un mensaje claro sobre la importancia de la igualdad y la inclusión en la toma de decisiones. Esta acción ha sido bien recibida por diversos sectores, que consideran que la inclusión de mujeres en puestos de alto nivel puede aportar una perspectiva más amplia a la resolución de los problemas nacionales. Sin embargo, la designación de algunas figuras ha generado controversia, como en el caso de Marcelo Ebrard en la Secretaría de Economía, un nombramiento que algunos interpretan como un movimiento estratégico para mantener la unidad dentro de su partido. Sheinbaum ha defendido sus decisiones señalando que la capacidad y experiencia de cada miembro de su gabinete son los principales criterios que guiaron las designaciones. En el ámbito de la política exterior, Sheinbaum ha mantenido una línea de continuidad con la diplomacia de su predecesor, aunque ha buscado darle un enfoque más activo en temas globales como el cambio climático y la cooperación internacional para el desarrollo. Durante los primeros días de su mandato, se han sostenido reuniones con representantes de diversos países para fortalecer las alianzas estratégicas de México, especialmente en áreas como la energía renovable y la cooperación en seguridad. El nombramiento de Juan Ramón de la Fuente como secretario de Relaciones Exteriores ha sido clave en esta estrategia, dado su perfil diplomático y su experiencia en el ámbito internacional. La administración de Sheinbaum busca posicionar a México como un actor relevante en la agenda climática global, lo cual coincide con su énfasis en la transición energética y la promoción de la sustentabilidad como eje transversal de su gobierno. Los primeros 10 días de gobierno de Claudia Sheinbaum han estado marcados por la urgencia de atender problemas estructurales, así como por el desafío de consolidar su liderazgo frente a una oposición que ya ha manifestado su intención de ser un contrapeso activo. La seguridad, la reactivación económica postpandemia y la transición energética son solo algunos de los temas que definirán el rumbo de su administración en los próximos meses. Sheinbaum enfrenta la tarea de mantener la estabilidad política y social en un contexto de alta polarización, al tiempo que busca implementar un proyecto de nación que profundice la transformación iniciada por López Obrador. La clave para su éxito radicará en su capacidad de construir consensos y mantener un diálogo abierto con todos los sectores de la sociedad, desde los movimientos sociales hasta los grupos empresariales.. La situación en Chilpancingo, Guerrero, y los primeros días del gobierno de Claudia Sheinbaum son reflejo de los retos y complejidades que enfrenta México en el presente. El asesinato del alcalde de Chilpancingo pone en evidencia la urgente necesidad de fortalecer la seguridad y la gobernabilidad en el país, mientras que el inicio de la presidencia de Sheinbaum marca el inicio de una nueva etapa que busca consolidar el cambio social y político. Ambos hechos se entrelazan en la narrativa de un México que sigue luchando por superar sus problemas históricos y construir un futuro más justo y seguro para todos sus ciudadanos. Recordemos que Solamente Juntos, Logramos Generar: Propuestas y Soluciones.
JLG