COLORES MUSICALES

por Patricia Segovia T.

 

¿Recuerdan la película “Good Will Hunting? Pues me pasó algo similar.

En ese film, (mi adorado y extrañado)  Robin Williams, es un maestro en psicología que intenta conectar con Matt Damon, un chico con problemas pero con una mente brillante.

En una escena que es determinante para la historia que se está representando, “Sean”, el personaje de Williams y que por esa actuación ganó el “Oscar” como mejor actor de reparto, narra a “Will” (Damon) el sexto partido de la serie mundial de 1975. “Will” le pregunta si estuvo en ese memorable juego entre “Medias rojas” de Boston y “Rojos” de Cincinnati, a lo que el psicólogo responde que no, ya que pasó la tarde con el amor de su vida. Perdió su boleto, la experiencia memorable, pero nunca se arrepintió de ello.

El viernes pasado se llevó a cabo el primer concierto de la temporada 2025 de la Orquesta Filarmónica de Acapulco en el “Foro del Mundo Imperial” y no asistí

No, no estuve con el amor de mi vida. Keanu Reeves, no está muy a  la mano que digamos. Mis razones son menos sentimentales.

En diciembre  manejé por “La Escenica”  debido a que familia y amigos estuvieron en Acapulco, a los que tuve que llevar y traer  por diferentes motivos y necesidades. En 3 ocasiones, estuve a punto de sufrir un “percance”. La primera, saliendo de una curva a la altura de “Las Brisas”.  Un señalamiento color naranja en medio del carril. La segunda, un montículo de tierra, casi invisible, debido a la oscuridad de ese tramo y la tercera, un derrumbe que me hizo frenar casi en seco. Pensar en  pasar por esa vialidad, de noche, sin iluminación, con derrumbes y saber de dos accidentes fatales, solo unos días antes, hizo que apareciera la más cobarde, miedosa, timorata versión de mí, aunada a no intentar  desafiar  leyes como la  de las probabilidades y la de “Murphy”, me hicieron optar por “quedarme en casa”. Contrariamente a “Sean”, yo sí lamento no haber estado en ese, espectacular concierto.

Mi aproximación a la llamada “Música clásica” fue a través de los “Valses” de Johann Strauss II. El maestro Bartholomeus-henri Van De Velde se dio a la tarea de hacer una gira de medios para presentar el programa el cual estaba integrado por valses del mencionado compositor austriaco, así como de Piotr Ilich Chaikovski, pero que también iba a incluir composiciones guerrerenses.

Me resultó intrigante esta combinación de lo que la O.F.A. y su director (el orden de los factores…) denominaron como “Colores que transforman Guerrero” y sí, me pareció en ese momento,  una mezcla de colores que al mismo Jackson Pollock, no se le habrían ocurrido.

Así transcurrió una noche mágica (igual que “Sean”, tuve acceso a los videos) donde fue tan delicioso disfrutar “El Danubio Azul” que “Linaloe” o “El Vals de las Flores” “Gusto Altamirano” o “Serenata”, sin que se apreciara que alguno “desentonara”.

Tanto el maestro Álvarez, el maestro “Bart” y otros grandes de la música, coinciden en que no hay “culta”, hay buena y mala. Para mí,  la que es de calidad, se convierte en “clásica”.

Felicito a los más de mil ochocientos asistentes, que tampoco se podían clasificar. Había turistas nacionales, canadienses, jóvenes, de todas las “clases” económicas y que difirieron de mí; ellos no tuvieron miedo de “cruzar” la, que considero, peligrosa “Escenica”.

He visto actuar a la O.F.A. en; Parques, iglesias, salones de eventos, pero considero que tanto ellos, músicos de una gran calidad y nosotros, el público, merecen   un lugar adecuado, (sin el sonido de motores, claxon, cornetas o la “música” que “comparten” a todo volumen, los conductores de los camiones urbanos) para disfrutar de tanto talento. Gobernadora ¿Qué y cómo le hacemos para rehabilitar el Teatro Juan Ruiz de Alarcón? ¿Y si se paga por asistir, lo que cada quien quiera? ¿Y si “compramos” simbólicamente un asiento? ¿Y si recurrimos al señor Slim o a Rodrigo Alonso Herrera o al mismo Juan Antonio Hernández y varios empresarios locales que aman a Acapulco? Vale la pena ¿No cree usted?

El próximo concierto, no me lo pierdo.  Escuchar la música, poner todos los sentidos concentrados en el oído, en vibrar con  los acordes de una interpretación en vivo, es una experiencia memorable.

Ahora mismo, cierre los ojos, recuerde su melodía favorita, ahora piense en que la interpreta la O.F.A. ¿Se lleno su mente, su corazón, su sonrisa de alegría?

Esos son los colores de la música, que decoran nuestra vida