Fotos: Internet.
Los huracanes OTIS y JOHN ya pasaron, apenas con once meses de diferencia entre uno y otro azotaron Acapulco. Los daños materiales y de pérdidas humanas (aunque oficialmente se diga otra cosa) son incuantificables.
Estos últimos cinco días continuos que Acapulco estuvo bajo las intensas lluvias, mostraron una vez mas la vulnerabilidad en la que la gente local vive. Sobra decir los detalles de la tragedia, lo que ahora importa es ¿qué sigue?
Se trata más que nada de una reinvención como sociedad para evitar que tan pronto la zona turística recobre vitalidad, se diga que Acapulco está brillando, que Acapulco está recuperado, y una vez más exigirle al acapulqueño que no diga las condiciones reales en que se encuentra, en que vive, porque eso, le dicen, atenta contra la principal actividad económica.
En PRESENCIA publicamos las imágenes de los daños del OTIS del año pasado, ahora con mucha tristeza hacemos lo mismo con las afectaciones de John, lo ideal sería que en el próximo fenómeno metereológico, por más intenso que vuelva a ser, no tengamos pérdidas que bien pudieron ser evitadas.