IMPOSTOR(A), MENTIROSO(A), INSEGURO(A), FARSANTE.

Por Patricia Segovia T.

 

Todos los días, mientras duró, leí la columna en el periódico “Reforma” de Germán Dehesa. Era excelente, según mis gustos. Hablaba de los políticos, de su vida cotidiana y lo hacía con un sarcasmo y sentido del humor que me mantenía muy interesada. Recuerdo que puso en escena una obra de nombre “Tapadeus”, una mofa del relevo sexenal, que vi en “La planta de luz”, un lugar de su propiedad en la zona de Coyoacán, donde se presentaban todos los talentos jóvenes que no tenían cabida en las grandes televisoras o  lugares de moda. Ahí también lo disfruté como actor, además, leí algunos de sus libros. “¿Como nos arreglamos?” fue uno de ellos, donde aborda la creciente corrupción en todos los ámbitos de la vida en nuestro país.

 

El señor Dehesa, me parecía un hombre muy culto, seguro de sí mismo, muy bien “plantado”, el éxito en persona, por ello me sorprendió, superlativamente, cuando en uno de sus escritos, palabras más, o menos, confesó que cada vez que hacía algo, por ejemplo; una presentación en público, tenía terror de tropezar y caer, o decir algo que provocara risa, cuando era serio, o alguna reacción totalmente contraria a lo que quería mandar como mensaje. También se imaginaba que al estar hablando o cuando era leído, alguien dijera “y este farsante ¿A quién le importa lo que dice o piensa?” Tenía pavor de que se descubriera, “Su verdadero tamaño”.

 

Años después leí el que es uno de mis libros favoritos “Gritos y susurros”, una compilación de relatos de mujeres destacadas, esas que parecen que son invencibles, que nada las tambalea y menos. tira.

Ahí descubrí a una Patricia Reyes Spíndola, terriblemente insegura, con una imagen de sí misma, disminuida. Ella, todo un monstruo de la actuación, fingiendo en la vida real. También está Guadalupe Loaeza, narrando con humor delicioso, un momento terrible: descubrir la traición de su pareja por muchos años, en el momento más incómodo. Todas estas mujeres, 38, triunfadoras, pero con miedos e inseguridades que marcaron su vida.

 

Hace unos días, después de escuchar a varios críticos de cine y por la recomendación de alguien más, fui a ver “Better man”, película sobre la vida de un gran artista británico, Robert Peter Williams, conocido como “Robbie Williams”. He escuchado y me gustan varias de sus canciones. He visto algunas presentaciones, en video, de este artista quien me parecía: arrogante, soberbio y hasta un tanto, grosero. En la publicidad de la película, aparece como  un simio. Mi primera reacción fue “¡Ni loca voy a ver eso!”. Bien dicen que no hay que juzgar un libro por la portada, en este caso, no lo hagan por un poster.

 

Este filme es para platicarlo durante horas. Un niño al que su papá le dice que tiene “Eso”(Si quieren saber que es “eso”, vayan a ver la película, aunque creo que les voy a adelantar algo) pero que termina abandonado. Un padre que tiene una obligación, pero ¿Qué debe ser válido o pesar más? ¿Buscar lograr tus sueños, tu pasión, o cumplir con un deber?

 

Robbie, cometió muchos errores y excesos. No encaja con el grupo en el que participa. Después, trata de agradar escribiendo canciones que cree, van a gustar al público de ese momento, pero triunfa cuando muestra lo que sale de su corazón de sus necesidades, de su vida, de su dolor, de su inseguridad (“Solo quiero sentir amor verdadero, en una vida, para siempre. Hay un hoyo en mi alma, puedes verlo en mi cara”. Parte de la canción “Feel”).  Del artista con 18 premios Britt, con 80 millones de discos vendidos en el mundo, con el record Guinness de haber vendido 1.6 millones de boletos para sus conciertos, en  24 horas y ganar premios en casi toda Europa, Estados unidos y Sudamérica, solo una persona pensaba que era, prácticamente, una porquería, El mismo.

 

“Better man” es la historia de un famoso triunfador, pero que no solo lo es como artista. Sus miedos, adicciones, inseguridad, malas decisiones, su lucha contra sí mismo, y como lo superó, es un gran ejemplo. El que se asuma como un simio, paradójicamente, le da un sentido de humanidad maravilloso.

 

También me resistía a ver esta película porque todos los señores que escuché, decían que te hacía llorar y el llanto y yo, somos enemigos acérrimos. Tal vez porque iba preparada, no derramé una sola lágrima, aunque hubo escenas, momentos, que realmente cimbran.

 

Supongo que el relato hecho película de Robbie Williams, “le llega” más a los hombres, porque se sienten identificados. La sociedad, las costumbres, no han sido benévolos con ellos y no se las han puesto fáciles. Un hombre debe ser duro, hasta insensible. Jamás mostrar sus miedos inseguridades y el ver a un masculino, aceptar sus debilidades, los desnuda, los vulnera.

 

Para concluir, me pregunto si todos tenemos “Eso” pero   dejamos que el miedoso, el inseguro, el mentiroso, el impostor, lo haya aniquilado.