Por Rubén Darío Píza Romano
Nació en Acapulco el 11 de julio de 1903 y murió en la Cd. de México el 12 de Septiembre de 1957.
Sus estudios de Primaria los realizó en Tecpan de Galeana donde aprendió a tocar violín y guitarra, después en Acapulco a tocar el piano, esa afición a la música lo convertiría con el tiempo en el “Símbolo musical del Sur”.
Muy joven fue nombrado responsable de la Oficina de Telégrafo de Atoyac y más tarde becado por la Dirección de Educación del Estado para estudiar en la Escuela Nacional para Maestros en la Cd. de México. Al término de sus estudios, la SEP lo envió a San Luis Potosí como Delegado en Cultura, después como Director de una escuela en Cd. Victoria Tamaulipas, ahí se diçe, empezó a componer sus primeras canciones y en 1926 contrae matrimonio con María Eva Castillo y Caballero. Funda y dirige el grupo musical Los Trovadores Tamaulipecos con Ernesto Cortazar, Lorenzo Barcelata, Planes y Caballero, con ellos grabó un disco e hicieron giras, a Cuba, a países de las Antillas, América Central, parte de Sudamérica y EU.
Profesor, compositor, poeta y trovador puso en alto la música Guerrerense.
Formó el Quinteto de Cancioneros Guerrereses con los que recorrió todo nuestro Estado.
Autor de himnos, coros y canciones escolares. Entre 1930 a 1940 escribe más de ochenta canciones, entre las más conocidas: Acapulqueña, Por los Caminos de Sur, Ometepec, Linaloe, Caleta, El Toro Rabon étc. Etc.
Se le otorgó la medalla Adolfo Cienfuegos y Camus.
En el Puerto se Acapulco existe una calle con el nombre del gran maestro, compositor y poeta que todo guerrerense debe recordar con respeto y admiración.
Recuerda que no debes exponerte y quedarte en casa por tu seguridad.
Consulta: Enciclopedia Guerrerense, Guerrero Cultural y Guerrero” La historia y sus protagonistas” Baloy Mayo.
POR LOS CAMINOS DEL SUR
Por los caminos del sur hay rosas, voces y estrellas, son canciones y doncellas bajo un alto cielo azul.
Jaguares en las marañas y pájaros sobre el río, es un bello desafío la selva con la montaña.
Amanece en los jornales una ilusión campesina, de céfiro en la colina y alegría en los manantiales.
Por los caminos del sur, vámonos para Guerrero, porque en él falta un lucero y ese lucero eres tú.