La Escénica y El Seguro en Transporte Publico | Editorial

Lo lamentable de los hechos ocurridos la semana pasada es que es algo recurrente, que se ha normalizado. Sólo se enciende la opinión pública cuando las víctimas son personajes conocidos, personalidades públicas, pero después de una semana o 10 días máximo, se diluye la conmoción e indignación.

El pasado fin de semana ocurrió un lamentable accidente donde 6 personas fallecieron en un choque entre un taxi colectivo de los comúnmente llamados amarillos y una camioneta, ocurrido en la avenida escénica de Acapulco.

Obviamente la comunidad porteña se indignó ante la magnitud de la pérdida de vidas en el suceso lamentable. Pero aquí valdría la pena hacer un análisis sobre dos vertientes. 1.- Las condiciones de la Escénica y que ha sido escenario de terribles accidentes que han costado muchísimas vidas. 2.- El servicio del transporte público colectivo, desde brincarse las rutas originales que usaba, hasta el permitírsele violar de manera permanente el reglamento de Tránsito al circular con 5 o 6 pasajeros más el chofer y a exceso de velocidad.

La escénica fue construida entre 1946 y 1952, su nombre real es en honor del nadador acapulqueño Clemente Mejía Avila; sin embargo por la belleza de su vista que domina tanto la bahía de Acapulco como la de Puerto Marqués y Playa Revolcadero se le conoce como la Escénica de Acapulco.

Sin embargo, las condiciones que tiene no son las más adecuadas, han sido constantes los accidentes carreteros, deslaves, hundimientos, a lo que se suma una pésima iluminación y condiciones del asfalto. Todo ello la convierte en una vía altamente peligrosa y en la que se debe de conducir con muchísima precaución. Esa ha ocurrido todo el tiempo, además de que en ocasiones se confunde si es una avenida municipal o una carretera estatal o federal.

En el caso de los taxis colectivos “amarillos, la ruta original que tenían no pasaba por la escénica sino que a consecuencia de obras en el puerto, se autorizó que temporalmente transitarían por dicha avenida, jamás regresaron a sus trayectos iniciales. Al hecho de que no era su ruta, lo peligroso de la vía, se suma el exceso de velocidad y transportar más pasaje del autorizado por el reglamento, sin que el vehículo estuviera asegurado.

Cada vez que fallece una persona ahí en el que se involucre un taxi amarillo, habríamos de preguntarnos porque no se ha sancionado el exceso de velocidad y pasaje de esas unidades. Las aseguradoras no protegen ningún vehículo que por norma transporte más pasajeros de los que la unidad tenga autorizado como máximo. Por lo general usan Tsuru, y llevan cuatro o tres pasajeros en la parte de atrás, y otros dos más el chofer, ninguna empresa extenderá un seguro por accidentes para protegerlos, porque están violando la norma ante la autorización de facto, dejando vulnerables a los que diariamente tienen que moverse a través de esas unidades.

Y la verdad, es que después de la conmoción e indignación, como sociedad volteamos a ver hacia otro lado, nos ocupamos de nuestras prioridades y de nuevo dejamos que la anarquía y corrupción se impongan en nuestro sistema de vida.