LA FALTA DE UN PLAN ACTUAL DE DESARROLLO URBANO EN ACAPULCO – EDITORIAL

Hay un alegre noticia por parte de las autoridades municipales: se ejercerán 1,000 millones de pesos, aproximadamente en obra pública en Acapulco durante este 2023.
Hay una mala noticia: se aplicarán, como se viene haciendo por las últimas dos décadas, sin planeación, sólo por ideas de quienes estén al frente de la alcaldía y el área de obras públicas, así como de quienes presionen para que puedan ser incluidos en las propuestas presupuestales, muchas de ellas sin el debido sustento técnico.
No existe un plan de Desarrollo Urbano para el Municipio de Acapulco actualizado, el último proviene del gobierno de Zeferino Torreblanca como alcalde ¡¡en 1999!!, por eso cada administración hace lo que quiere con el presupuesto en obras públicas. Por eso los regidores se han metido hasta la cocina en promoverse políticamente a través de pulverizar el dinero público en pequeñas acciones que les dan supuestamente votos. Por eso queda abierta la puerta de las componendas, de la corrupción en la adjudicación de obra pública.
Y mientras la sociedad civil, grupos organizados y organismos públicos y privados no exijan la creación de un plan Municipal de Desarrollo Urbano actual, un día un alcalde iniciará una obra basado en una manda religiosa, u otra decidirá hacer un puente donde no es necesario… y así se ha construido la histórica anárquica de Acapulco.
Crear un plan a 20-30 años no entra en los objetivos de un gobernante municipal, los limitaría y tendrían que dejar de lado ocurrencias que les dan “popularidad” -más cuando buscan reelegirse para saltar a la gubernatura- o decisiones de último momento, como es el nuevo Kiosco y contenedores para meter a los ambulantes del Zócalo, entregándoles espacio público para su comercialización, para que llegue otro gobierno y los mueva, quite esa estructura supuestamente Kiosko y de nuevo, dinero tirado a la basura.
El tema es: crear un Plan Municipal de Desarrollo Urbano que genere una dinámica de crecimiento ordenado, que privilegie la función social de la obra pública, basado en un proceso de transparencia y rendición de cuentas. Difícil, ¿verdad?
Pues de no hacerse nada, alguien puede llegar y sino tiene resistencia de la comunidad, hacer la obra que le plazca, como desgraciadamente sucede en nuestro Acapulco.