La “Flor Cadáver”, la más grande y apestosa del mundo, florece en Pennsylvania

Por Manuel de la Cruz Paz

La misteriosa planta florece cada 10 años y esta vez lo hizo en el Longwood Garden de Pennsylvania

Es conocida como la “flor cadáver” por el fétido olor que desprende

Los botánicos del “Longwood Garden” del condado de Chester en el estado de Pennsylvania, estuvieron muy atentos al florecimiento del ”Falo Amorfo Titánico” nombre que recibe esta extraña flor considerada una de las más grandes del mundo y también la más apestosa por el olor fétido que despide, similar al de carne podrida.

Un día antes de que abriera sus pétalos y luciera a todo su esplendor, tuve la oportunidad de apreciarla en vivo y a todo color, dada la cercanía del lugar donde resido.

El “Falo Amorfo Titánico”, suele medir hasta 2.74 metros de altura y llegar a pesar hasta 100 kilos.

La anunciaron por todo lo alto en las redes sociales de este Jardín Botánico así que me di a la tarea de acudir a apreciarla directamente en su maceta, era la “estrella” del lugar y sin duda mucha gente esperaba verla en vivo, así que decidí ir y manejar por un poco más de 2 horas hasta llegar a su encuentro; obviamente también para ver cientos de miles de flores y frutos y lo más importante, plantas de todas partes del mundo ahí conservadas y con la temperatura ideal para su entorno en cada sala de exhibición; muchas otras especies están al aire libre entre hermosos jardines de color verde tropical… Por un momento, cuando visité las salas donde están las palmeras y platanales y algunas orquídeas que se dan en mi tierra, me hizo sentirme en mi querido Edén, en mi estado de Tabasco, con sus diferentes tonalidades verdes tan características de él.

Hoy con la pandemia del Covid-19 el Jardín Botánico tiene sus reglas, como guardar la distancia establecida, permanecer con cubre bocas todo el tiempo en el interior de las instalaciones y en sus áreas al aire libre también.

El costo de entrada es de US $25 con riguroso horario establecido para controlar a las masas. Uno por uno, incluidas familias, van accesando al jardín; el lobby permanece con sus puertas abiertas totalmente para que no toques nada; la persona que te atiende a la entrada muy amable te da la bienvenida, escanea tu ticket y te orienta para continuar en dirección a los jardines, los cuales son inmensos y rodeados de flores naturales en excelente estado de conservación; cada planta o arbusto cuenta con su información científica y explicación correspondiente. Así recorres gran parte del jardín entre pinos, árboles inmensos y lagos, y un verdor esplendoroso. En algunos lugares dentro del bosque, hay “casas en los árboles” donde puedes subir mediante escaleras y observar desde lo alto entre arbustos y ramas, puentes y veredas pintorescas y llenas de color.

También el jardín ofrece alimentos y bebidas, refrescos y hasta vinos y cerveza, llegas a la entrada del restaurante (obviamente todo afuera, en el inmenso patio), te recibe la anfitriona y te explica cómo pedir tus alimentos y seleccionas tu mesa al aire libre y bajo la sombrilla o a la sombra natural de un gigantesco árbol; así mi amiga Diana y yo, acudimos a la mesa que seleccionó ella y la chica nos acompañó y nos dio las instrucciones para ordenar.

Escaneas con tu celular, una hoja que está sobre la mesa: un “código QR”, que es una especie de código de barras y posteriormente ya podrás ver en tu dispositivo el menú y los precios y ordenar lo que desees comer y beber. La anfitriona pone sobre la mesa una especie de semáforo en rojo con el número de nuestra mesa y en menos de 5 minutos llegó una persona con nuestras bebidas refrescantes, un minuto más tarde, nuestras “flamantes y carísimas hamburguesas” jajaja, sabrosas sí, pero muy raquíticas; dentro de cada paquete, en un sobre de plástico debidamente sellado, una rebanada de tomate, cebolla y lechuga, (la nueva normalidad) y sobrecitos de cátsup, mayonesa y mostaza… ¡sin papas fritas! (dos hamburguesitas, con dos refrescos de soda US$40) Aun así, muchísimo más baratas que una hamburguesa que comí en Napa Valley en California, cuando fui a San Francisco. Obviamente son alimentos que matan el hambre que te da la caminada por el jardín…

Poco después de caminar bajo el intenso sol y el calor y después de perdernos en el bosque por unos 45 minutos, pudimos retomar el camino que nos llevó al edificio principal donde se exhiben las diferentes plantas por regiones y ecosistemas, unas más calientes que otras, y otras con una humedad que se va sintiendo al ir observando las salas de plantas y flores.

Al entrar al área de las orquídeas, el dulce o dulcísimo olor a vainilla y diferentes aromas, te hacen sentir ese sabor en la garganta, los olores son tan dulces y fuertes que de inmediato sientes el impulso de dejarte guiar por el aroma hasta encontrar cuál es la flor que está emitiendo tan singular dulzura.

El tiempo pasa lentamente mirando esa gran variedad de orquídeas, todas son distintas y los colores impresionantes y diversos, y la dulzura de sus aromas te envuelven el alma…

Más tarde nos dirigimos a los estanques donde se encuentran las flores conocidas por su belleza, las flores altamente ornamentales: las flores de “loto”, que son extremadamente fragantes y simbólicas en muchas culturas.

Las “placas verdes flotantes” son las hojas con un borde hacia arriba, crecen con una velocidad asombrosa y dan un aspecto de balsas flotantes… así encontramos diversas y variadas flores sobre el estanque, tales como “Egyptian Waterlily”, una gran cantidad de flores, aromas y colores…

Por último, llegamos a la “hedionda estrella del mundo vegetal”: la flor cadáver, y en su clasificación científica #AmorphophallusTitanum literalmente “Falo Amorfo Titánico”. Es una planta herbácea, tuberosa conocida a veces como la flor más grande del mundo…

Esta especie es originaria de las selvas tropicales de Sumatra (Indonesia) y además de su extraordinario tamaño, posee otra característica que la hace única: desprende un fétido olor a carne podrida, lo que impide estar cerca de ella por mucho tiempo. Por esta razón se la ha denominado “flor cadáver”. La función de este desagradable aroma es la de atraer insectos polinizadores para que se encarguen del intercambio de polen necesario para su reproducción; atraen moscas que buscan cadáveres en los que depositan sus huevos de los que saldrán luego larvas saprófagas.

Al abrir la flor, luce un color rojo intenso en su interior, que se abre al madurar, formando una estructura acampanada; el olor fétido comienza a brotar aún con más intensidad durante la noche, al cerrar ligeramente el ‘pétalo’ gigante y antes del amanecer, al abrir nuevamente; así la gigantesca y hedionda flor duró entre 24 y 48 horas antes de que el gigante “falo” cayera y mueriera la apestosa flor.

Son muchos jardines botánicos que alrededor del mundo cultivan este tipo de especímenes, entre los más importantes se encuentran Bonn, Alemania; Wageningen, Holanda; Bogor, Indonesia; Nueva York, EEUU; Basilea, Suiza, por mencionar algunos.

En México, las ultimas floraciones que se han hecho públicas fueron el 25 de abril del 2009, en Rio Blanco en Veracruz y en el Jardín Botánico Doña Falla el 12 de marzo del 2012 en Xalapa, Veracruz.

Fue un placer haber conocido este espécimen raro en el mundo, haberla visto en vivo y fotografiarla me dejó un mensaje de conservación para este tipo de flores, aunque desafortunadamente no pude verla abrir… Justo a una hora después de haber abandonado el Jardín Botánico, la “apestosa” flor comenzó a mover sus gigantes pétalos y a llenar el lugar de su peculiar aroma a muerto. No pude olerla ni ver esta fase, quizás la más importante, pero me dio mucha alegría haberla visto y admirado; una planta que, a lo largo de su vida de aproximadamente 40 años, solo logra florecer una vez cada 4 a 6 años.

Mientras la visitaba, la transmisión en vivo por YouTube nos permitió saludar a muchos de mis seguidores, la famosa flor hedionda de Sumatra estuvo siendo filmada y trasmitida en vivo y en directo por esta red social; enviamos pues textos a nuestros seguidores, quienes de inmediato ingresaron a la red para recibir los saludos que les dirigíamos Diana y yo. Jajaja fue muy divertido jugar junto a la “apestosa”, tomarnos fotos (selfies) y continuar nuestro camino hacia la calurosa sección de los cactus y nopales. Al final de cuentas, pasamos 4 veces seguidas a ver a la dichosa flor, y hasta la edecán que recibe a los visitantes en esa sala, nos dijo: “¡En verdad que son fanáticos de la flor! Adelante, pueden pasar cuantas veces lo deseen.” Y no era para menos… ver y admirar este espécimen no es de todos los días.