ALEIDA ALARCÓN
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La virtud es el proceso de conciencia que tiene un ser humano que basa su conducta en razón de su moral; una persona virtuosa es aquella que domina acciones sobre las emociones, instintos y pasiones. La virtud es el hábito de actuar bien, tener buenas acciones.
Sócrates relacionaba la virtud con el conocimiento, no se puede hacer lo justo si no se lo conoce, pero también es imposible dejar de hacer lo justo una vez que se lo conoce. Y para Aristóteles era una fuente de las mejores acciones y pasiones del alma; que era una condición capaz de disponernos a realizar los mejores actos y a obrar bien y siempre mejor, de acuerdo con una razón pulcra que se elegía desde una disposición intelectual conocida como prudencia, la cual se encarga de unir el conocimiento y la acción.
Todo en base al conocimiento y este convertido en acción, eso hace al hombre (ser humano) virtuoso. La historia de la humanidad nos ha dado ejemplos de cómo una persona puede desarrollarse como virtuosa, tener una vida de equilibrio y pertenecer a la comunidad siendo correcto y haciendo el bien para servir a quien lo necesite, de la misma forma para replicar ese ejemplo por llevar una vida en plenitud.
Podemos hablar de Jesús, de Buda, de Krishnamurti por irnos a la antigüedad universal; y para establecer el ideario de ese ser en plenitud; aquel que vive desde la conciencia y hacer que los demás a los cuales éste rodea y le rodean, en la comunidad, obtengan el deseo de ser y convertirse en seres virtuosos.
También las mujeres somos símbolo de la virtud; desde la historia de Atenea misma que salvaguardaba la vida y Artemisa a la naturaleza: Marie Curie, Sor Juana Inés de la Cruz (que su nombre real es Juana Ramires de Asbaje) Simone de Beauvoir, Elvira Carrillo Puerto, Benazir Bhutto. Mujeres que vencieron las pasiones y reacciones de los instintos en su actuar para desarrollarse y proceder en su crecimiento humano desde la conciencia y como me agrada digerir la palabra “conciencia. – con-ciencia” para empoderar el interior y saber la razón de mi existencia, así servir a mi mundo, a mi comunidad y transformar el universo.
Posiblemente me lean muy filosófica, pero hoy es la manera de establecer un equilibrio en esta época en la que vivimos de manera ausente en la presencia, por estar presente en lo virtual, carente de la concentración por consumir cien versiones a la vez sin razonar, sin ese proceso de digerir todo lo que veo, escucho, leo y hablo, agradeciendo la celeridad que este mundo detenido en humanos conviviendo por la pandemia y fortaleciendo las relaciones de plataforma donde no sabemos cómo ríe al instante y las reacciones humanas de las emociones hacia alguna motivación del otro que esta en la pantalla.
Todo esto se multiplica en semanas venideras que nos sumergirán en campañas y notas, reportajes y artículos, videos y perifoneo, para persuadirnos porqué votar y porque no votar por uno o aquel candidato o candidata; metidos en el mundo de la sobre carga de información, para no tener ese tiempo de razonar; porque procesar una información para generar un criterio requiere su tiempo, no pienso ahora en un protocolo de investigación científica, si no de la naturaleza de detenernos a pensar (viene del latín pensare y esta de pendere: que es”colgar” y “pesar”, en el sentido de comparar dos cosas en una balanza) hoy ya no tenemos ese lujo de detenerse unos segundo para hacerlo: Pensar
La misma dinámica de la cotidianidad nos lleva a vivir acelerados y siempre con los tiempos cortos. Cortos para comer, para dormir, para estudiar, para disfrutar a la familia, para el silencio… por ello me gusta pensar, en cómo la están pasando los ciudadanos al consumir toda información sobre los postulados a elección, ya que hoy las contiendas operan para desacreditar a tal nivel que las personas no detenemos el segundo para razonar lo que leemos y observamos o escuchamos. Pensar, es una hábito que las personas virtuosas tienen en su día a día, durante todo el día, y no me refiero a esa inseguridad de tomar decisiones, si no del razonamiento que colocan a las ideas que les rodea.
La ciudadanía, nosotros, las personas que vamos a votar, haremos el cambio al integrar ese hábito de razonar toda información que consumimos, porque aquellas que se dejan llevar por sus pasiones obtienen resultados que a la larga se desarrollan en insatisfacciones; o hábitos mal sanos que dañan la integridad emocional de sí mismo.
Me agrada pensar cada información que elijo consumir en este mundo de lluvia y granizadas de notas en tiempos electorales, ya que descubro las pasiones y emociones por las cuales mucha gente se guía para defender y señalar a los suyos o los adversarios electorales, por ello la idea de mantener a hombres y mujeres de virtud que hicieron el bien, primero desde sí mismas, trayendo el ejemplo de él bien vivir y provocar que la comunidad buscase el mismo fin, la felicidad; convertida hoy en día en “una vida en equilibrio y plena”. Seamos virtuosas y virtuosos, así cambiarán nuestras vidas personales y después nuestras vidas en común, beneficiando así a la comunidad, la sociedad a la que pertenezco, el pueblo del que vengo y al que le puedo servir desde saber que mis conductas y pensamientos son desde la razón, ya saben desde practicar el pensar detenidamente.