Cada vida es una obra dejada en la tierra, lo que sigue… es símbolo de la trascendencia de la propia existencia, porque el viaje también enseña para llegar al descanso eterno.
Aleida Alarcón
aleidaad@outlook.com
El misticismo de los días de muertos en México es una conceptualización que nos marca en el mundo sobre el modo de concebir la muerte y la conexión que hacemos con nuestros seres queridos y los no conocidos.
El concepto de misticismo proviene del latín, formado por raíces griegas y significa “estado religioso dedicado a Dios” sus componentes gramáticos vienen del myein que significa iniciar en los “misterios”; abrir y cerrar la boca. Y del tes subfijo que indica agente, él que hace la acción, también esta el prefijo ismo que es la actividad, doctrina y/o sistema.
El hombre, a lo largo de la línea del tiempo ha mostrado el culto a los muertos manifestándolo en diferentes culturas de Europa y Asia, pero en las culturas prehispánicas del continente americano no ha sido de menor importancia; así, la visión y la iconografía sobre la muerte en nuestro país son notables debido a ciertas características especiales, como el sentido solemne, festivo, jocoso y religioso que se ha dado a este culto, el cual pervive hasta nuestros días.
Pero en México a lo largo de la historia, hemos convertido una tradición de identidad en una posición ideológica que muestra la gracia y el ingenio sobre ese misticismo de los mundos en los que se asiste después de la muerte, desde la epoca pehispanica le leyenda del Mictlán, hace referencia sobre la dimension del inframundo, el lugar de los muertos, donde su origen nahualt Mictlan significa –“ Lugar donde descansan los muertos”
Así como Dante Alighieri crea el viaje a ultratumba donde conceptualiza la construcción del infierno que el hombre vive según su obra en la tierra, forma 9 círculos mostrando las condenas o penas que el alma pasa, para basado en el pensamiento aristotélico y tomístico: Limbo, Lujuría, Gula, Avaricia, Ira, Pereza, Herejía, Violencia, Fraude y Traición, no sin antes situarse (como hombre el autor) entre la Selva, el Coliseo y la Colina una alegría sobre “estar en el camino de nuestra vida de una manera perdida”.
Mientras que para nosotros, los mexicas, los de México también se concibieron 9 mundos, nueve formas de cruzar el viaje para llegar al descanso eterno…
Los 9 mundos del Mictlán son el recorrido de estos nueve mundos que tiene una duración de 4 años, tiempo en el que un cuerpo se descompone aproximadamente para ser una calavera.
Cada mundo representa una prueba que la persona debe de superar, cuando se supera, se le entrega un tributo que al final se entregará a Mictlantecuhtli (Señor de la Tierra de los Muertos) Dios de los muertos y Mictlancihuatl (Señora de la Muerte) vigilaba el inframundo, el viaje inciaba…
Chiconahuapan, este sitio estaba a la orilla de un caudaloso río, que el muerto debía atravesar con la ayuda de un xoloitzcuintle de color pardusco (color café).
Tepectli Monamictlan, el lugar donde los cerros se juntan. En este mundo se dice que existían dos cerros que se abrían y se cerraban, chocando entre sí de manera continua. Los muertos, por lo tanto, debían buscar el momento oportuno para cruzarlos sin ser triturados.
Iztepetl, en este lugar se encontraba un cerro cubierto de filosos pedernales, que desgarraban los cadáveres de los muertos, cuando estos tenían que escalarlos para cumplir con su trayectoria.
Itzehecayan, el lugar del viento de obsidiana, era un sitio desolado de hielo y piedra abrupta, se trata de una sierra con aristas cortantes compuesta de ocho collados en los que siempre caía nieve.
Paniecatacoyan, lugar donde la gente vuela y se voltea como banderas, donde los muertos perdían gravedad y estaban a merced de los vientos, que los arrastraba hasta que finalmente eran liberados para pasar al siguiente mundo.
Timiminaloayan, el lugar donde la gente es flechada. Aquí existía un extenso sendero a que, a sus costados, manos invisibles enviaban puntiagudas flechas para acribillar a los cadáveres de los muertos que lo atravesaban.
Teocoyohuehualoyan, aquí los jaguares abrían el pecho del muerto para comerse su corazón.
Izmictlan Apochcalolca, en esta “laguna de aguas negras”, el muerto terminaba de descarnar y su tonalli (su alma), se liberaba completamente del cuerpo.
Chicunamictlan, en esta fase el muerto debía atravesar las nueve aguas de Chiconauhhapan y una vez superado este último obstáculo, su alma sería liberada completamente de los padecimientos del cuerpo, por Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, esencia de la muerte masculina y femenina.
Toda existencia tiene un proceso, así como la vida misma y después de ella también. De la misma manera nuestras tradiciones e históricas actividades sobre nuestras ofrendas, dejaran de existir cuando el ultimo mexicano deje de tributar a sus fieles difuntos que hace días nos visitaron en nuestras vidas, nuestros hogares y reviviendo en nuestras eternas memorias.