Murmullos y Silencio…La Fiesta de Los Muertos en Ocotequila

Delfino Campos

Igual que otros años, se siente la magia y el ambiente alegre en Ocotequila. Las calles y los callejones huelen a copal y a cempasúchil. Los anuncios no cesan en los sonidos que están arriba de algunas casas. En la plaza se vende copal, flores, cañas para hacer los arcos en las puertas de las casas, cadenas de flores de cempasúchil y más cosas.

En la iglesia se oye una música solemne y triste con la banda del pueblo. Los cohetes seguido surcan los aires de Ocotequila y explotan allá arriba. Los niños juegan en la calle…hace un poco de frío. Es la fiesta de los muertos en el pueblo. Las familias se reúnen para recibir a sus muertos. Muchos vienen de lejos que ya se han ido a vivir a la ciudad. En todas las casas se ven los arcos hechos con cañas y adornados con muñequitos de pan de muerto, mandarinas y más cosas.

La gente camina de prisa por la calle. Una señora con rebozo camina por la calle jalando a una niña que va tropezando. La pequeña apresura el paso tropezando al caminar también de prisa. Una señora descalza camina también de prisa abrazando un manojo de flores. En la calle, la gente vende rosas de muerto con carretillas. El ambiente es de nostalgia, de tristeza y de alegría al mismo tiempo. Todo es una mezcla de murmullos y silencio. Es la magia del día de los fieles difuntos allá en la montaña.

En las casas la gente prepara los tamales, el atole, el chocolate para ofrendar a los muertos que ya han llegado así tan de pronto como en otros años. Vaya, los años pasan así de rápido…sin sentir. Es la fiesta de los muertos que ya ha llegado otra vez El día primero de noviembre es el día de los muertos pequeños y el día dos de noviembre es el día de los muertos grandes.

La gente va a encontrar a sus muertos hasta allá a la orilla del pueblo. De regreso viene tronando los cohetes con la música de viento tocando una música por demás triste y solemne. También traen velas prendidas y sahumerio con copal y flores del campo. Es una larga procesión compuesta por hombres, mujeres y niños. El ambiente es de nostalgia y reflexiones.

Las campanas de la iglesia tañen a intervalos allá en las torres de la iglesia y la música solemne sigue. A las doce del día llegan los muertos. El viento corre suave y alegre a la vez en medio de murmullos y silencio. Los cohetes en el aire ahora son más. Las campanas ahora suenan con más fuerza.  Los muertos han llegado.

El viento corre suave otra vez meneando las ramas de los árboles. Son los muertos que ya están aquí, dice la gente.  En las casas ya está listo el pan y el atole de arroz. Alguna que otra mariposa entra revoloteando a las casas Los tamales también ya están listos. Es la fiesta de los muertos que transcurre entre murmullos y silencio.