El Día del Niño y de la Niña es algo especial, y más cuando se desempolvan los recuerdos… Por eso en Presencia, tu revista, estaremos publicando en lo que resta del mes, fotos de cuando eran niños algunos (as) lectores (as), así como algunas anécdotas o travesuras que realizaron durante su infancia.
Si quieres que publiquemos tu foto en la próxima edición mándanos la imagen al WhatsApp 744 265 6629, así como alguna historia infantil que hayas vivido y nos la quieras compartir.
Checa las fotos y anécdotas que nos enviaron para esta ocasión:
CARLOS SAAVEDRA
ANECDOTA:
Nunca fui mal portado ( y no es que no quisiera ) pero mi mamá fue muy estricta.. y con una mirada , decía todo.
La anécdota que tengo es ir a que me compraran un pantalón Yale a las Novedades de Vicente ..y mis tenis Panam en la zapatería Canadá, para ir a mi festejo del Día del Niño, era el único del día del año que me compraban ropa, así es que lo disfrutaba mucho.
ROSY TEJEDA
ANECDOTA:
Tenía unos 7 añitos, segundo de primaria, hubo un temblor muy fuerte yo iba en la escuela José María Morelos y Pavón, estábamos en honores a la bandera, todos estábamos abajo, era de dos pisos el plantel, y empieza a temblar muy fuerte, nunca había sentido algo así, no me espanté. El edificio de la escuela era una escuadra y se vino abajo media escuela; en lo que se aplastó era uno de mis salones.
Abrieron las puertas para que saliéramos, vi que las maestras se desmayaban, los niños corrían, otros maestros se volvían a desmayar, etc. y en eso, al abrir las puertas yo salí corriendo, mi uniforme tenía dos bolsas a los lados de arriba, grandecitas, y lo primero que hice, andaba eso sí rezando el Padre Nuestro, pero al mismo tiempo que rezaba vi que había muchas cosas tiradas: tanto como dinero, dulces, paletas de todos los señores que vendían afuera de la escuela, entonces comencé a llenarme todas mis bolsitas de dulces, chocolates, dinero, etc.
Que me va a traer mi mamá, y luego me dijo que que traía en esas bolsas, yo le dije pues lo que vi afuera tirado, ella me dijo: haces mal, eso no se hace, ahorita con ese dinero te vas a comprar unas veladores y se las pones a Diosito para que ya no siga temblando, a mi de momento me dio coraje como niña que era , pero tuve que hacerlo por tener que obedecer a mamá.
Lo chistoso es eso, que cuando fui a comprar la vela, el niño que atendía la tienda, era mi amigo enfrente de mi casa y le dije: qué crees, tengo que comprar una veladora con el dinero que me encontré en la calle dice mi mamá, así que dame una veladora, me la dio y la fui a prender… pero yo no veía la magnitud de lo demás, no me pasaba por mi mente, ni me espanté, sólo veía que corrían, a mi lo que me interesaba era recoger las palomitas, el dinero y tooodo lo que estaba tirado, esa es mi anécdota/ travesura de chiquita, creo fue en 1957 el temblor.
JOSE LUIS BASILIO TALAVERA
ANECDOTA:
Una tarde estaba sentado en la entrada de mí casa, y pasó un Tío, hermano de mí papá, y le pregunté, ¿Tío a dónde vas, y mí Tío “Popo”, así le decían, muy serio me dijo que iba al doctor porque le dolía mucho la matriz, corriendo fuí y le conté a mí mamá, quien se empezó a reír, lo cual me quedé confundido, ¿cómo mí mamá se reía de un tema de la salud de mí Tío “Popo”?
Años después gracias a los dilectos maestros que bien me enseñaron que los hombres no tienen matriz, y lo comentando por mí Tío “Popo”, había sido una broma.
Como se dice coloquialmente, ¡Me chamaquearon!
PATY SEGOVIA
ANECDOTA:
Hace “muchas lunas” mi papá nos invitó a comer un sábado. Debido a que éramos millonarios excéntricos, esto no era frecuente. Mi mamá muy contenta, puso a calentar el agua, nos bañó a mi hermano y a mí, nos puso nuestras mejores “garritas”, nos peinó y nos dijo:”Quédense aquí sentados, me voy a bañar”
En lo que para mí era una una eternidad, Pepe y yo nos salimos al patio a jugar. Lo que había en abundancia en ese lugar era tierra y lodo.
Cuando salió mi mamá ya para irnos al lugar de reunión, se puso furiosa. Nos volvió a bañar, pero está vez con agua fría, nos vistió con lo que encontró a la mano, obvio con la aplicación de unas nalgadas durante “la operación”.
Mi papá estaba entre enojado y preocupado, no había celular para avisarle del retraso y nosotros, regañados, “nalgueados”. A los cuantos minutos, ya estábamos jugando y riendo. La infancia debe ser feliz. Ojalá y lograremos que nuestros niños, recuerden sus travesuras con una sonrisa de nostalgia.