Aleida Alarcón
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El mes de septiembre tiene muchos simbolismos y sobre todo fechas que ponen en la mesa de análisis publico temas de salud pública, como lo es el mes dorado que signa la batalla de infantes contra el Cáncer, las enfermedades de distrofia muscular.
Pero también los valores, donde se conmemora el día del Hermano, para fomentar la unión familiar consanguínea o de elección; de igual forma en nuestra identidad como mexicanos y ciudadanos soberanos de esta patria.
Sensibilizarnos sobre una de las enfermedades más mortales del mundo, es hablar del Cáncer que es la segunda causa de muerte a nivel mundial; ahora bien, el Cáncer infantil en México es la segunda causa en niños menores de un año de edad y la primera en los pequeños del rango de más de 5 a 14 años, de acuerdo con estudios de la Facultad de Medicina de la UNAM y el área Paliativa del ISSSTE a nivel nacional.
En Guerrero la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer cuenta con una casa de atención integral para estos infantes y sus familias (padres o tutores) para recibir apoyos en el proceso del tratamiento de sus quimioterapias o radioterapias con algunos medicamentos especiales para sus casos.
La casa se ubica en el puerto de Acapulco y apoyó este 2024 a 94 niñas y niños junto a sus familias, desde la labor de alojamiento, alimentación y movilidad, hasta el acompañamiento psicológico, médico y de labor social para estas familias, es sin duda un trabajo que no se detiene y que tiene que estar vigente en la conciencia de todas las familias, para poder ayudar y ser parte de la buena fe que ayuda a que esta casa tenga la atención de calidad con los servicios y productos que ofrece.
El mes de septiembre, no solo es tricolor, el mes de septiembre también es dorado y tenemos que apoyar como sociedad esta labor para ayudar y cobijar a nuestras capacidades a aquellas familias que menos tienen, porque contar con un familiar con Cáncer desgasta económica, emocional y en las responsabilidades de mantener un estabilidad como familia, contar con círculos de apoyo nos hace mantener el proceso en conciencia y con aceptación de que la fuerza hará que recobremos la salud de nuestro enfermo y cuando son niños, muchísimo más.
Ayudar a un niño a que si vida florezca, es sembrar vida en la sociedad; apoyar a una niña o niño con cáncer, es aportar en las conciencias para que no perdamos nuestra condición… la humana.