Bien dicen que la mejor herencia que un hijo (a) pueden recibir es la educación, con ella se forma y forja la vida, se construye a través del esfuerzo, el trabajo y el estudio, en resumidas cuentas, con educación se puede aspirar a que los integrantes de una comunidad tengan como propósito el bien común.
En esta temporada de terminación de cursos, ciclos escolares, niveles académicos, vemos la felicidad que genera tanto una ceremonia de egreso de preprimaria como de profesional.
La emoción que invade a los alumnos recién egresados, a sus padres es indescriptible. Acompañado además de la satisfacción de los maestros, maestras y directivos de los planteles en sus diferentes niveles académicos.
Estas son fechas de alegría, emoción, de festejar que el esfuerzo y dedicación de todas las partes está rindiendo frutos. Y también que nadie impida que cada egresado (a) pueda aspirar a seguir cultivándose, aprendiendo, ir tras el conocimiento, crecer, madurar, generar sus propias condiciones para vivir en paz, armonía y con empatía hacia el mundo al que pertenece.
Los niños y jovenes que hoy son estudiantes son una generación que difícilmente se podrá igual que experiencia, el haber cursado sus estudios en estos momentos tan difíciles de pandemia, adaptarse a las nuevas condiciones e irlas superando, tenemos la seguridad que dará como resultado unos mejores ciudadanos, mas comprometidos y aspirando que el bien común sea el que prevalezca.
Muchas felicidades a los graduados, muchas felicidades a los maestros, muchas felicidades a las instituciones educativas que innovaron en su modelo educativo, muchas felicidades a los padres de familia que son el apoyo vertebral para que los niños y jóvenes tengan una mejor educación y aspiren a un mejor nivel de vida.